Tarde del 14 de septiembre. Tiempo apacible con un sol radiante, el cielo de color azul intenso nos inspira a fotografiar bellos rincones. Una de nuestras principales tareas, además, de entrevistar a una gran persona muy conocida, por toda la comarca Gúdar-Javalambre, Hortensio Escriche Cabedo.
De Nogueruelas partimos en
mi Citroen4 destino a Mosqueruela, son las 16:30. Así como vamos ascendiendo el
puerto de Linares la
carretera nos muestra sus curvas sinuosas. Nos detenemos en la masía de Casa
Redón a recoger agua fresca de la fuente de Las Torres, lo que nos ayudará a
sofocar las horas de calor. Pasamos por Linares de Mora, pocos vecinos vemos al
pasar, son momentos de descanso.
La Sierra de Gúdar nos ofrece
en este recorrido hermosos parajes donde encontramos importantes especies de
pinos monumentales, como el Pino del Escobón, el Obrado y los restos del Pino
de San Bernabé, que lamentablemente, en
el año 2006 la fuerza del viento partió su viejo tronco.
Nos acercamos a la
población de Mosqueruela dejando atrás la Masía de La Pinilla. En la calle
principal, curva a la derecha hallamos la casa de Hortensio y Natividad. Un
sonido de timbre y la puerta se abre, nos albergan en el interior de su hogar de forma cordial y familiar. Nos
sentamos alrededor de la mesa y las
preguntas y respuestas fluyen de forma natural. Muy bien hallados.
Hortensio nació en Villahermosa del Río en Casa Camales, un once de enero de 1934. Su niñez la pasó en Puertomingalvo hasta que se marchó a vivir a Mora de Rubielos, en Mora fueron medieros en varias masías: La Tarayuela, Mas de Pinares y Masía del Hocino.
Le enseñó letra su padre,
Francisco Escriche Aparicio; hombre de buena caligrafía y conocedor de las
matemáticas. Hortensio es el mayor de cinco hermanos, Generosa, Francisco,
Antonio y Amalia.
En 1954, a la edad de 20 años, se desplazaron a vivir
a Cuevas Labradas, masía que se halla en el término de Nogueruelas. El
siguiente traslado fue a Sabiñánigo, lugar donde realizó el servicio militar.
En el cuartel ocupó el puesto de Agente de Transmisiones y finalizó su periodo oficial
de Ordenanza de Correos para el Gobierno Militar de Huesca.
Regresó a Nogueruelas, en Cuevas
Labradas de nuevo con su familia, dedicó
varios años a las labores del campo y ganadería.
En Huesca pasó por una
librería y compró un libro: “El examen del conductor”. Nos cuenta Hortensio: -Existían
normas que todavía no se habían aplicado a la conducción vial, las carreteras secundarias
de aquel entonces eran sin asfaltar y
las líneas blancas te las tenías que imaginar. Difícil conducir por esas pistas
de tierra- El permiso de conducción lo obtuvo en Alginet,
pueblo de la ribera alta de Valencia.
Con el carnet de primera,
condujo unos tres años un camión que también conducían El Herrero, Luis y
Segundo, un GMZ Americano, líder en la década de los ochenta por su resistencia
y dureza. Con este camión se extraía la madera del monte. -En la cabina íbamos dos y a veces hasta seis personas. Conducíamos
alguna vez entre los tres amigos, uno frenaba, el otro aceleraba y el más
atrevido manejaba la palanca del cambio. Rocha abajo con el zarandeo del
camino, no era necesario ni cambiar de marchas, en el momento más inesperado saltaban
por sí solas-
Las clases de teórica y
seguridad, las recibió de un amigo de
Rubielos de Mora, Calores.
En el año 1965 Mosqueruela
dejó de tener servicio de autobús al trasladarse su propietario Juan Monferrer a
la Ciudad Condal, Barcelona. La línea deja de funcionar por parte del
ayuntamiento y pasa a formar parte de
una empresa de Teruel, Encarnación Soriano y Crescencio Solera. La línea Mosqueruela
–Teruel de nuevo empezó a dar servicio. Durante un mes estuvo de chófer Manolo
el de Fuentes, después el conductor fue Hortensio. Tuvo que hacer varias
pruebas con el autobús desde Teruel
hasta el polígono La Paz. No fue difícil su manejo ya que en tiempos pasados
condujo un camión llamado “El Chatarrero”, de Rubielos de Mora, con el mismo sistema
de velocidades. Su destreza en el volante, hizo que le dieran el carnet de
conducir en el mismo día y además, firmara el nuevo contrato de chófer de
autobús para formar parte de la empresa Samar.
-La salida de Mosqueruela
variaba según el día, los jueves salía a las 05:15 de la madrugada y el resto a
las 08:45 horas. La línea era desde Mosqueruela hasta la Venta del Aire, luego se
enlazaba con Teruel y Valencia. En aquellos tiempos se ocupaban casi todas las
plazas del autobús, en algunas ocasiones tenían que venir otros compañeros para
reforzar los traslados. En aquella época, las personas que viajaban de los
pueblos de la sierra para ir a Teruel, necesitaban al menos tres días; uno para
el viaje, otro para resolver gestiones o consultas médicas, y otro para regresar
a sus casas- Increíble.
El autobús de Hortensio,
era similar a un camión de transporte ordinario, transportaba en la baca toda
clase de muebles y enseres, también animales
de corral, pollos, conejos y gallinas. En la Estación de Rubielos de Mora se facturaba
la mercancía. Facilitaba los encargos a muchísimas personas de los pueblos de su
itinerario, recogía dentaduras, lentes, medicinas, recetas, quinielas… etc. No
había encargo que se le resistiera.
En el año 1961 contrajo
matrimonio en Nogueruelas con Natividad Ibáñez Santafé, en la calle del Sol
residieron hasta 1965. Tienen dos hijos.
Recogía el correo de
muchos pueblos y lo entregaba en la estación de Mora de Rubielos, después el chófer
de Albentosa finalizaba la entrega. Al final él terminó llevando la
correspondencia hasta Teruel. Su autobús era conocido como El Correo.
De su primer uniforme de
trabajo recuerda la gorra, después le dieron el traje completo; aunque a
Hortensio se le conoce por su boina negra al buen estilo aragonés. Al volante
parecía un hombre serio, pero los que le conocen bien dicen que hacía gala de
un buen sentido del humor. Contaba chistes y además les ponía las emisoras de
radio que había entonces.
Con los años se fue
formando en mecánica, tenía buenas manos a la hora de arreglar cualquier
avería. -El primer autobús con el que trabajé era un Pegaso, el Tubús, disponía
de 21 plazas, cuadrado como una caja de mixtos. No tenía sistema de
calefacción, los días muy fríos del invierno, les tenía que dejar a los
viajeros una manta para que entraran en calor-
De ascenso a Linares de Mora, paraba obligatoriamente en la
fuente de Las Torres a refrigerar por urgencia el motor; la temperatura subía más de lo normal y la
aguja marcaba la raya roja.
Anécdotas en los años de
servicio son incontables, a algún director de cine bien le hubieran servido
para filmar alguna película.
…-Una tarde llegando a
Mosqueruela, me crucé con unos cuántos coches y pensé ¿Quién se habrá muerto?
¿A quién habrán enterrado? Al llegar al
pueblo me informaron que había fallecido Cornelio. Vaya…que en paz descanse.
Guardé el autobús en la cochera y me fui a descansar, al día siguiente había
que madrugar. Por la mañana, aún de noche, las calles solitarias, ni un alma. Pongo
en marcha el autobús para calentar motores y espero a que vengan los viajeros.
El primero en subir al autobús…Cornelio ¡Dios mío! El susto que me dio aún lo siento
en mi cuerpo … ¿Pero no estabas muerto?-
Todo fue una confusión por llamarse de la misma manera.
Los dos Cornelios eran primos hermanos nacidos en Mosqueruela, el que murió
residía en Valencia y el hombre que subió al autobús era el Cornelio del
pueblo.
…-Otra mañana, a las
06:15, viene una vecina de Mosqueruela y me dice: ¡Hortensio no te vayas que mi
madre ya va a venir! Pero tiene que tomarse primero un huevo batido con leche-
A lo que yo contesté: -¡Como si se toma una docena! Que llegue a la hora en
punto, yo no espero a nadie…los huevos-
…-Paro en Nogueruelas y subieron tres
jóvenes. Se me durmieron en el trayecto y no hicieron transbordo en la estación
de la Venta del Aire. Se despertaron en la estación de Valencia- Asombrados
al despertar y descubrir que la ciudad que sus ojos veían no era Teruel se
acongojaron. Esa mañana se examinaban y no debían de llegar tarde bajo ningún
concepto. Por suerte Hortensio tenía que regresar a Teruel, así que con la
misma línea llegaron a tiempo los jóvenes estudiantes a examinarse.
Otilia García, cuando era
niña, esperaba al autobús de Hortensio en la fuente de Las Torres para ir a la
escuela. Después de pasar mucho rato y sin señales de él, paró el coche de la
Guardia Civil. Le informaron que el autobús hacía mucho rato que había pasado.
No había cambiado la hora del reloj y se había levantado con retraso. La
Guardia Civil la llevó escoltada hasta Nogueruelas.
Otro día, Otilia, subió al
autobús y las únicas 25 pts que llevaba para pagar el billete fueron rodando
por el pasillo del bus hasta que desaparecieron por una rendija. Cuando las
puertas se abrieron en Nogueruelas salió por la puerta de atrás muy apresurada.
Al no poder pagar el importe pensó que Hortensio le llamaría la atención. Fue
tan rápida que a él no le dio tiempo de ver nada.
…-Una mañana subió una viajera de
Puertomingalvo y me dice: Buenos días
Hortensio ¡ Que mala mañana hace! Y digo: ¡Pior que las mujeres! Eso lo será
usted- contestó ella. Y le dije: -¡Y usted también!- Así acabó nuestra
conversación hasta llegar a Teruel.
No hubo invierno que se le
resistiese a Hortensio y a su autobús. Siempre hizo el servicio a pesar de la
dureza del terreno de estas sierras; grandes nevadas y cuantiosas heladas en carreteras
estrechas y con un asfalto difícil de determinar. Lo peor las curvas del Majano- dice
Hortensio.
Un Forestal llamado
Jacinto, al terminar la jornada de trabajo, se esperaba en el Pino San Bernabé.
Hasta que no pasara Hortensio hacia Mosqueruela no bajaba él con el coche
oficial a Nogueruelas. De esta forma prudente evitaba encontrarse de frente con
el autobús. La carretera tan estrecha no daba para mucho.
Durante unos años realizó
el transporte escolar. Recogía los niños de Cabra de Mora y Valbona, los
llevaba a la escuela de Mora de Rubielos, unos 24 alumnos. También hizo viajes
con grupos de turismo a otras ciudades de España.
Se jubiló en 1999 a los 65
años de edad, tras dedicar 34 años de servicio, con incontables kilómetros que
formaron muy buenos caminos en su vida.
Sus compañeros de Samar,
en Teruel, le hicieron un emocionante
homenaje y le regalaron una placa en reconocimiento a su trayectoria profesional,
como buen trabajador y además, compañero y excelente persona.
Gracias Hortensio y
Natividad.
Pili
Ventura y Otilia García.
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