martes, 19 de julio de 2016

Entrevista a Hortensio Escriche Cabedo


Tarde del 14 de septiembre. Tiempo apacible con un sol radiante,  el cielo de color azul intenso nos inspira a fotografiar bellos rincones. Una de nuestras principales tareas, además, de entrevistar a  una gran persona muy conocida, por toda la comarca Gúdar-Javalambre, Hortensio Escriche Cabedo.
De Nogueruelas partimos en mi Citroen4 destino a Mosqueruela, son las 16:30. Así como vamos ascendiendo el puerto de Linares la carretera nos muestra sus curvas sinuosas. Nos detenemos en la masía de Casa Redón a recoger agua fresca de la fuente de Las Torres, lo que nos ayudará a sofocar las horas de calor. Pasamos por Linares de Mora, pocos vecinos vemos al pasar, son momentos de descanso.
La Sierra de Gúdar nos ofrece en este recorrido hermosos parajes donde encontramos importantes especies de pinos monumentales, como el Pino del Escobón, el Obrado y los restos del Pino de San Bernabé,  que lamentablemente, en el año 2006 la fuerza del viento partió su viejo tronco.
Nos acercamos a la población de Mosqueruela dejando atrás la Masía de La Pinilla. En la calle principal, curva a la derecha hallamos la casa de Hortensio y Natividad. Un sonido de timbre y la puerta se abre, nos albergan en el interior  de su hogar de forma cordial y familiar. Nos sentamos  alrededor de la mesa y las preguntas y respuestas fluyen de forma natural. Muy bien hallados.

Hortensio nació en Villahermosa del Río en Casa Camales, un once de enero de 1934. Su niñez la pasó en Puertomingalvo hasta que se marchó a vivir a Mora de Rubielos, en Mora fueron medieros en varias masías: La Tarayuela, Mas de Pinares y  Masía del Hocino.
Le enseñó letra su padre, Francisco Escriche Aparicio; hombre de buena caligrafía y conocedor de las matemáticas. Hortensio es el mayor de cinco hermanos, Generosa, Francisco, Antonio y Amalia.
En  1954, a la edad de 20 años, se desplazaron a vivir a Cuevas Labradas, masía que se halla en el término de Nogueruelas. El siguiente traslado fue a Sabiñánigo, lugar donde realizó el servicio militar. En el cuartel ocupó el puesto de Agente de Transmisiones y finalizó su periodo oficial de Ordenanza de Correos para el Gobierno Militar de Huesca.
Regresó a Nogueruelas, en Cuevas Labradas  de nuevo con su familia, dedicó varios años a las labores del campo y ganadería.

En Huesca pasó por una librería y compró un libro: “El examen del conductor”. Nos cuenta Hortensio: -Existían normas que todavía no se habían aplicado a la conducción vial, las carreteras secundarias de aquel entonces  eran sin asfaltar y las líneas blancas te las tenías que imaginar. Difícil conducir por esas pistas de tierra-  El permiso de conducción lo obtuvo en Alginet, pueblo de la ribera alta de Valencia.
Con el carnet de primera, condujo unos tres años un camión que también conducían El Herrero, Luis y Segundo, un GMZ Americano, líder en la década de los ochenta por su resistencia y dureza. Con este camión se extraía la madera del monte. -En la cabina íbamos dos  y a veces hasta seis personas. Conducíamos alguna vez entre los tres amigos, uno frenaba, el otro aceleraba y el más atrevido manejaba la palanca del cambio. Rocha abajo con el zarandeo del camino, no era necesario ni cambiar de marchas, en el momento más inesperado saltaban por sí solas-
Las clases de teórica y seguridad,  las recibió de un amigo de Rubielos de Mora, Calores.
En el año 1965 Mosqueruela dejó de tener servicio de autobús al trasladarse su propietario Juan Monferrer a la Ciudad Condal, Barcelona. La línea deja de funcionar por parte del ayuntamiento y pasa a formar parte  de una empresa de Teruel, Encarnación Soriano y Crescencio Solera. La línea Mosqueruela –Teruel de nuevo empezó a dar servicio. Durante un mes estuvo de chófer Manolo el de Fuentes, después el conductor fue Hortensio. Tuvo que hacer varias pruebas  con el autobús desde Teruel hasta el polígono La Paz. No fue difícil su manejo ya que en tiempos pasados condujo un camión llamado “El Chatarrero”, de Rubielos de Mora, con el mismo sistema de velocidades. Su destreza en el volante, hizo que le dieran el carnet de conducir en el mismo día y además, firmara el nuevo contrato de chófer de autobús para formar parte de la empresa Samar.
-La salida de Mosqueruela variaba según el día, los jueves salía a las 05:15 de la madrugada y el resto a las 08:45 horas. La línea era desde Mosqueruela hasta la Venta del Aire, luego se enlazaba con Teruel y Valencia. En aquellos tiempos se ocupaban casi todas las plazas del autobús, en algunas ocasiones tenían que venir otros compañeros para reforzar los traslados. En aquella época, las personas que viajaban de los pueblos de la sierra para ir a Teruel, necesitaban al menos tres días; uno para el viaje, otro para resolver gestiones o consultas médicas, y otro para regresar a sus casas- Increíble.
El autobús de Hortensio, era similar a un camión de transporte ordinario, transportaba en la baca toda clase de muebles y enseres, también  animales de corral, pollos, conejos y gallinas. En la Estación de Rubielos de Mora se facturaba la mercancía. Facilitaba los encargos a muchísimas personas de los pueblos de su itinerario, recogía dentaduras, lentes, medicinas, recetas, quinielas… etc. No había encargo que se le resistiera.
En el año 1961 contrajo matrimonio en Nogueruelas con Natividad Ibáñez Santafé, en la calle del Sol residieron  hasta 1965. Tienen dos hijos.
Recogía el correo de muchos pueblos y lo entregaba en la estación de Mora de Rubielos, después el chófer de Albentosa finalizaba la entrega. Al final él terminó llevando la correspondencia hasta Teruel. Su autobús era conocido como El Correo.
De su primer uniforme de trabajo recuerda la gorra, después le dieron el traje completo; aunque a Hortensio se le conoce por su boina negra al buen estilo aragonés. Al volante parecía un hombre serio, pero los que le conocen bien dicen que hacía gala de un buen sentido del humor. Contaba chistes y además les ponía las emisoras de radio que había entonces.
Con los años se fue formando en mecánica, tenía buenas manos a la hora de arreglar cualquier avería. -El primer autobús con el que trabajé era un Pegaso, el Tubús, disponía de 21 plazas, cuadrado como una caja de mixtos. No tenía sistema de calefacción, los días muy fríos del invierno, les tenía que dejar a los viajeros una manta para que entraran en calor-
De ascenso a  Linares de Mora, paraba obligatoriamente en la fuente de Las Torres a refrigerar por urgencia el motor;  la temperatura subía más de lo normal y la aguja marcaba la raya roja.
Anécdotas en los años de servicio son incontables, a algún director de cine bien le hubieran servido para filmar alguna película.
…-Una tarde llegando a Mosqueruela, me crucé con unos cuántos coches y pensé ¿Quién se habrá muerto? ¿A quién habrán enterrado? Al llegar  al pueblo me informaron que había fallecido Cornelio. Vaya…que en paz descanse. Guardé el autobús en la cochera y me fui a descansar, al día siguiente había que madrugar. Por la mañana, aún de noche, las calles solitarias, ni un alma. Pongo en marcha el autobús para calentar motores y espero a que vengan los viajeros. El primero en subir al autobús…Cornelio ¡Dios mío! El susto que me dio aún lo siento en mi  cuerpo … ¿Pero no estabas muerto?- Todo fue una confusión por llamarse de la misma manera. Los dos Cornelios eran primos hermanos nacidos en Mosqueruela, el que murió residía en Valencia y el hombre que subió al autobús era el Cornelio del pueblo.
…-Otra mañana, a las 06:15, viene una vecina de Mosqueruela y me dice: ¡Hortensio no te vayas que mi madre ya va a venir! Pero tiene que tomarse primero un huevo batido con leche- A lo que yo contesté: -¡Como si se toma una docena! Que llegue a la hora en punto, yo no espero a nadie…los huevos-
-Paro en Nogueruelas y subieron tres jóvenes. Se me durmieron en el trayecto y no hicieron transbordo en la estación de la Venta del Aire. Se despertaron en la estación de Valencia- Asombrados al despertar y descubrir que la ciudad que sus ojos veían no era Teruel se acongojaron. Esa mañana se examinaban y no debían de llegar tarde bajo ningún concepto. Por suerte Hortensio tenía que regresar a Teruel, así que con la misma línea llegaron a tiempo los jóvenes  estudiantes a examinarse.
Otilia García, cuando era niña, esperaba al autobús de Hortensio en la fuente de Las Torres para ir a la escuela. Después de pasar mucho rato y sin señales de él, paró el coche de la Guardia Civil. Le informaron que el autobús hacía mucho rato que había pasado. No había cambiado la hora del reloj y se había levantado con retraso. La Guardia Civil la llevó escoltada hasta Nogueruelas.
Otro día, Otilia, subió al autobús y las únicas 25 pts que llevaba para pagar el billete fueron rodando por el pasillo del bus hasta que desaparecieron por una rendija. Cuando las puertas se abrieron en Nogueruelas salió por la puerta de atrás muy apresurada. Al no poder pagar el importe pensó que Hortensio le llamaría la atención. Fue tan rápida que a él no le dio tiempo de ver nada.
-Una mañana subió una viajera de Puertomingalvo y me dice:  Buenos días Hortensio ¡ Que mala mañana hace! Y digo: ¡Pior que las mujeres! Eso lo será usted- contestó ella. Y le dije: -¡Y usted también!- Así acabó nuestra conversación hasta llegar a Teruel.
No hubo invierno que se le resistiese a Hortensio y a su autobús. Siempre hizo el servicio a pesar de la dureza del terreno de estas sierras; grandes nevadas y cuantiosas heladas en carreteras estrechas y con un asfalto difícil de determinar. Lo peor las curvas del Majano- dice Hortensio.
Un Forestal llamado Jacinto, al terminar la jornada de trabajo, se esperaba en el Pino San Bernabé. Hasta que no pasara Hortensio hacia Mosqueruela no bajaba él con el coche oficial a Nogueruelas. De esta forma prudente evitaba encontrarse de frente con el autobús. La carretera tan estrecha no daba para mucho.
Durante unos años realizó el transporte escolar. Recogía los niños de Cabra de Mora y Valbona, los llevaba a la escuela de Mora de Rubielos, unos 24 alumnos. También hizo viajes con grupos de turismo a otras ciudades de España.
Se jubiló en 1999 a los 65 años de edad, tras dedicar 34 años de servicio, con incontables kilómetros que formaron  muy buenos caminos en su vida.
Sus compañeros de Samar, en Teruel,  le hicieron un emocionante homenaje y le regalaron una placa en reconocimiento a su trayectoria profesional, como buen trabajador y además, compañero y excelente persona.

Gracias Hortensio y Natividad.

                                                                              Pili Ventura y Otilia García.

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