martes, 1 de agosto de 2017

Entrevista a: Rafael Castillo Górriz



Lunes 3 de abril, son las cinco de la tarde y el sol calienta como un día de verano; en lo alto del Cerrito, el camión de Eugenio Castillo dará sombra a nuestro coche mientras entrevistamos a su padre, Rafael.
Nació en Nogueruelas en la calle Belén, es el cuarto de cinco hermanos. Con tan solo ochos años sus padres lo enviaron de criado a  La Masía de La Pila; recuerda que fue un 29 de abril, una mañana muy fría, granizando y con mucho viento, haciendo que el camino fuera todavía más difícil. En este lugar aprendió el oficio de pastor, guardando ovejas y cabras. A los dieciocho años regresó a casa con los padres y durante unos  años fue a jornal, al esporgo (limpieza del monte), a segar, a atar haces de trigo; tareas que el campo proporcionaba en diferentes épocas del año.
Realizó el servicio militar, en Huesca, en el Destacamento de Infantería. Al regresar de la mili formó una pequeña sociedad con Julián Arcusa, Juan Boné y Joaquín García; compraron un motosierro y se dedicaron a batir y pelar pinos por muchos pueblos, entre ellos, Fortanete y Linares de Mora, también por Morella en la provincia de Castellón.
A los veintiséis años obtuvo el carnet de conducir. Año 1974. El día que se examinó fue al concesionario y regresó de Teruel en su primera furgoneta, una Renault F4; con este vehículo comenzó el oficio de compra y venta ambulante.
En un principio se dedicó a comprar conejos por los pueblos; por la provincia de Teruel: Linares, Valdelinares, Puertomingalvo, Rubielos de Mora, Fuentes de Rubielos, Mora de Rubielos, Valbona, Sarrión, Albentosa, Manzanera…y algunos más, de Castellón, como Cortes de Arenoso, San Vicente, Zucaina, El Castillo, Villahermosa del Río, entre muchos.

Al llegar a un pueblo el alguacil echaba el bando con la corneta: “…se hace saber que ha llegado Rafael el conejero de Nogueruelas, durante una hora permanecerá en la plaza, traigan todos los conejos interesados en venderlos”. Nos cuenta riéndose que las mujeres por una hora no se movían de sus casas, al final le tocaba ir a él puerta por puerta tocando los picaportes a preguntar si tenían  para vender. –Es curioso saber que en la casa familiar de aquellos tiempos, era la mujer la encargada de vender los conejos y gallinas, los demás animales de dimensiones más amplias y con más peso; como el vacuno, ovino o equino era el cabeza de familia quien hacía el trato.
 Nos cuenta una anécdota que le sucedió en Valbona:

….un día fui a una casa a comprar conejos, sabía que la dueña los había pesado antes que llegase yo, así que cuando pregunté por el peso me dio a entender que no los había pesado, que lo hiciera yo. Colgué el saco con los conejos dentro y los pesé en la romana. -15 kilos Felisa- en el peso quité dos kilos puesto que daba por hecho que ella sabía el peso justo. – ¡Rafael, por el amor de Dios! ¿Tu romana no marca bien? ¡Que son 17 kilos lo que pesan los conejicos! Pero Felisa- ¿No me decía que no sabía el peso? En esta vida nunca se sabeEsta broma la hacía de vez en cuando y me divertía mucho. Nos reímos.
En algunos pueblos los muchachos le echaban una mano a pregonar que había llegado a la plaza, les daba unos duros de propina y se ponían muy contentos, por donde él iba siempre habían chicos a su alrededor. Corrían por las calles con alegría pregonando: -“Ha llegado Rafael el conejero, acudan a la plaza señoras…” Compraba conejos y pieles,  después lo vendía en Rafelbuñol, un pueblo de Valencia. Por un ejemplar de un año y medio, le pagaban unas 210 pesetas. Las pieles gordas las compraba a 5 pts y las delgadas a 3 pts. Los transportaba metidos en jaulas y en sacos; cuando eran numerosos iban sueltos por la furgoneta.
 En Nogueruelas, el punto de encuentro para vender los conejos era en casa de la Tía Regina, en la calle Larga, allí acudían todos los vecinos interesados. Se pesaban con la báscula la romana, en sacos de una capacidad de unas ocho o diez piezas, el peso de 2,100kg era el ideal para consumo, el de 2,500kg era más adulto y el precio por lo tanto inferior. Ramón Villarroya de Castellón,  era el camionero que venía a trasladarlos al matadero, otras veces lo hacía Rafael. En esa casa, contaba con la ayuda de su estimado perro, Caracol, cuando un conejo se daba a la fuga, Caracol con su destreza lo cogía del pescuezo y lo traía satisfactoriamente a Rafael, sin llegar nunca a lastimar a ningún animal.
 El negocio fue prosperando y el medio de transporte también, adquirió una furgoneta SABA (vehículo más ligero con capacidad de carga y de un uso más comercial) para dedicarse a piensos, chatarra, papel, pieles y lanas. Cinco autorizaciones fueron necesarias para trabajar con productos tan diferentes.
 Con los años la demanda del conejo fue disminuyendo. Las numerosas granjas que se dedicaban a este sector ocasionaron que el producto aumentara de forma rápida y el valor del precio disminuyera. Así que Rafael, como buen emprendedor y comerciante, se dedicó a la recolección de pieles de zorra. La moda de esos años marcó tendencias en exuberantes abrigos de pieles, muy cotizados en el mercado, bolsos, calzado y alfombras.  Al mes podía llegar a comprar entre 400 y 500 pieles. Las vendía por Valencia y Teruel. En los años ochenta y noventa las ventas eran excelentes. Recorría los mataderos de los pueblos, carnecerías, masías y casas particulares.
 En Nogueruelas dedicó parte de su tiempo a la reproducción de cerdas de cría. Su mujer, Matilde, le ayudaba en las tareas de la granja. En Mora de Rubielos le compraba cerdos a Pepe Pertegaz; que también se dedicaba al sector porcino.
 En 1988 compró un camión, un EBRO 80;  en el frontal de la cabina se leía: “María Natividad”, el nombre de su hija. Este camión fue necesario, porque cada vez tenía más volumen de trabajo y las distancias eran más largas. Fábricas de Zaragoza y Logroño le compraban lana para luego confeccionar tejidos e hilos. No tenía ni horario ni calendario, desde la mañana hasta la noche. También se dedicó al transporte de paja y compra-venta de piensos, por la zona de Castellón y Teruel. Los piensos primero fueron de la Fábrica San Roque de Calamocha, luego  en Teruel, Piensos del Sol.
¿A la hora de comprar y vender, con qué producto se quedaría Rafael? “Con el que más dinero me pagaran… mi trabajo lo he hecho siempre con mucha ilusión y muy honradamente. Al igual que he ganado también he sabido perder. A lo largo de los años muchas son las personas que he conocido por todos los pueblos; he hecho amistades pero también me ha tocado pelear para ajustar el precio”.
-¿Alguna vez sufrió algún percance en carretera o por los caminos? –Recuerdo una tarde que fui por la pista del Tajo a Las Valles de Alcalá, se me hizo de noche al regresar hacia Nogueruelas, en la rocha del Cubillo la Saba dijo que ni palante ni pa tras, atasqué en el barro y aquello patinaba como una cosa mala. Andando por esas pistas fui a buscar a los masoveros de Las Fuesas, buenos amigos míos. Con el tractor y unas sogas me ayudaron a sacar la furgoneta del barro. Llegué a casa muy tarde y cansado. Entonces no habían móviles como ahora para comunicarnos; mi mujer y mis hijos han estado preocupados por  muchas veces por mí.
Me he visto en muchos trabajos a lo largo de los años pero a la vez también he recibido satisfacciones de las buenas personas que hay por todos los lugares. Así como el acogimiento que he tenido en todos los pueblos, el significado de “dar La Palabra”, el buen trato, la ayuda cuando la necesitas y esas meriendas que no había momento para decir: - ¡qué me voy pues…!

 Los últimos años antes de la jubilación los dedicó a vender y comprar piensos, lana y paja. Se jubiló en 2013.  Desde entonces, su hijo Eugenio, continúa con el negocio de transportes de mercancías. Con su camión Renault recorre Aragón y parte de la  Comunidad Valenciana; el acompañar a su padre desde pequeño ha hecho que siga sus pasos y se dedique a esta profesión tan diversa.
La conversación con Rafael y Matilde ha sido divertida y muy interesante, la tranquilidad y el humor a la hora de contarnos sus historias nos han hecho sentir como de la familia… ¡Madre mía! Pero si han pasado cerca de dos horas…
Muchas gracias por este ratico.
                                                                                   Pili Ventura Catalán
                                                                                   Otilia García Zafón

1 comentario:

  1. Esta entrevista la hemos presentado este año como colaboración en la revista "El tres de Copas" de la Asociación Cultural de Nogueruelas. Un placer llevarla a cabo...

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