Lunes 3 de abril, son las cinco de la tarde y el sol calienta
como un día de verano; en lo alto del Cerrito, el camión de Eugenio Castillo
dará sombra a nuestro coche mientras entrevistamos a su padre, Rafael.
Nació en Nogueruelas en la calle Belén, es el cuarto de cinco
hermanos. Con tan solo ochos años sus padres lo enviaron de criado a La Masía de La Pila; recuerda que fue un 29 de
abril, una mañana muy fría, granizando y con mucho viento, haciendo que el camino
fuera todavía más difícil. En este lugar aprendió el oficio de pastor, guardando
ovejas y cabras. A los dieciocho años regresó a casa con los padres y durante
unos años fue a jornal, al esporgo (limpieza del monte), a segar, a
atar haces de trigo; tareas que el campo proporcionaba en diferentes épocas del
año.
Realizó el servicio militar, en Huesca, en el Destacamento de
Infantería. Al regresar de la mili
formó una pequeña sociedad con Julián Arcusa, Juan Boné y Joaquín García;
compraron un motosierro y se dedicaron a batir y pelar pinos por muchos
pueblos, entre ellos, Fortanete y Linares de Mora, también por Morella en la
provincia de Castellón.
A los veintiséis años obtuvo el carnet de conducir. Año 1974.
El día que se examinó fue al concesionario y regresó de Teruel en su primera
furgoneta, una Renault F4; con este vehículo comenzó el oficio de compra y
venta ambulante.
En un principio se dedicó a comprar conejos por los pueblos;
por la provincia de Teruel: Linares, Valdelinares, Puertomingalvo, Rubielos de
Mora, Fuentes de Rubielos, Mora de Rubielos, Valbona, Sarrión, Albentosa, Manzanera…y
algunos más, de Castellón, como Cortes de Arenoso, San Vicente, Zucaina, El
Castillo, Villahermosa del Río, entre muchos.
Al llegar a un pueblo el alguacil echaba el bando con la
corneta: “…se hace saber que ha llegado
Rafael el conejero de Nogueruelas, durante una hora permanecerá en la plaza,
traigan todos los conejos interesados en venderlos”. Nos cuenta riéndose
que las mujeres por una hora no se movían de sus casas, al final le tocaba ir a
él puerta por puerta tocando los picaportes a preguntar si tenían para vender. –Es curioso saber que en la casa
familiar de aquellos tiempos, era la mujer la encargada de vender los conejos y
gallinas, los demás animales de dimensiones más amplias y con más peso; como el
vacuno, ovino o equino era el cabeza de familia quien hacía el trato.
Nos cuenta una anécdota que le sucedió en Valbona:
….un día fui a una casa
a comprar conejos, sabía que la dueña los había pesado antes que llegase yo,
así que cuando pregunté por el peso me dio a entender que no los había pesado,
que lo hiciera yo. Colgué el saco con los conejos dentro y los pesé en la
romana. -15 kilos Felisa- en el peso quité dos kilos puesto que daba por hecho
que ella sabía el peso justo. – ¡Rafael, por el amor de Dios! ¿Tu romana no marca
bien? ¡Que son 17 kilos lo que pesan los conejicos! Pero Felisa- ¿No me decía
que no sabía el peso? En esta vida nunca se sabe…Esta broma la hacía de vez en cuando y me divertía mucho. Nos
reímos.
En algunos pueblos los muchachos le echaban una mano a
pregonar que había llegado a la plaza, les daba unos duros de propina y se
ponían muy contentos, por donde él iba siempre habían chicos a su alrededor.
Corrían por las calles con alegría pregonando: -“Ha llegado Rafael el conejero, acudan a la plaza señoras…” Compraba
conejos y pieles, después lo vendía en
Rafelbuñol, un pueblo de Valencia. Por un ejemplar de un año y medio, le
pagaban unas 210 pesetas. Las pieles gordas las compraba a 5 pts y las delgadas
a 3 pts. Los transportaba metidos en jaulas y en sacos; cuando eran numerosos
iban sueltos por la furgoneta.
En Nogueruelas, el punto de encuentro para vender los conejos era en casa
de la Tía Regina, en la calle Larga, allí acudían todos los vecinos
interesados. Se pesaban con la báscula la
romana, en sacos de una capacidad de unas ocho o diez piezas, el peso de
2,100kg era el ideal para consumo, el de 2,500kg era más adulto y el precio por
lo tanto inferior. Ramón Villarroya de Castellón, era el camionero que venía a trasladarlos al
matadero, otras veces lo hacía Rafael. En esa casa, contaba con la ayuda de su
estimado perro, Caracol, cuando un conejo se daba a la fuga, Caracol con su
destreza lo cogía del pescuezo y lo traía satisfactoriamente a Rafael, sin
llegar nunca a lastimar a ningún animal.
El negocio fue prosperando y el medio de transporte también, adquirió una
furgoneta SABA (vehículo más ligero con capacidad de carga y de un uso más
comercial) para dedicarse a piensos, chatarra, papel, pieles y lanas. Cinco
autorizaciones fueron necesarias para trabajar con productos tan diferentes.
Con los años la demanda del conejo
fue disminuyendo. Las numerosas granjas que se dedicaban a este sector ocasionaron
que el producto aumentara de forma rápida y el valor del precio disminuyera. Así
que Rafael, como buen emprendedor y comerciante, se dedicó a la recolección de
pieles de zorra. La moda de esos años marcó tendencias en exuberantes abrigos
de pieles, muy cotizados en el mercado, bolsos, calzado y alfombras. Al mes podía llegar a comprar entre
400 y 500 pieles. Las vendía por Valencia y Teruel. En los años ochenta y
noventa las ventas eran excelentes. Recorría los mataderos de los pueblos, carnecerías, masías y
casas particulares.
En Nogueruelas dedicó parte de su tiempo a la reproducción de cerdas de
cría. Su mujer, Matilde, le ayudaba en las tareas de la granja. En Mora de
Rubielos le compraba cerdos a Pepe Pertegaz; que también se dedicaba al sector
porcino.
En 1988 compró un camión, un EBRO 80;
en el frontal de la cabina se leía: “María Natividad”, el nombre de su
hija. Este camión fue necesario, porque cada vez tenía más volumen de trabajo y
las distancias eran más largas. Fábricas de Zaragoza y Logroño le compraban
lana para luego confeccionar tejidos e hilos. No tenía ni horario ni
calendario, desde la mañana hasta la noche. También se dedicó al transporte de
paja y compra-venta de piensos, por la zona de Castellón y Teruel. Los piensos
primero fueron de la Fábrica San Roque de Calamocha, luego en Teruel, Piensos del Sol.
¿A la hora de comprar y vender, con qué producto se quedaría
Rafael? “Con el que más dinero me pagaran…
mi trabajo lo he hecho siempre con mucha ilusión y muy honradamente. Al igual
que he ganado también he sabido perder. A lo largo de los años muchas son las
personas que he conocido por todos los pueblos; he hecho amistades pero también
me ha tocado pelear para ajustar el precio”.
-¿Alguna vez sufrió algún percance en carretera o por los
caminos? –Recuerdo una tarde que fui por
la pista del Tajo a Las Valles de Alcalá, se me hizo de noche al regresar hacia
Nogueruelas, en la rocha del Cubillo la Saba dijo que ni palante ni pa tras,
atasqué en el barro y aquello patinaba como una cosa mala. Andando por esas
pistas fui a buscar a los masoveros de Las Fuesas, buenos amigos míos. Con el
tractor y unas sogas me ayudaron a sacar la furgoneta del barro. Llegué a casa
muy tarde y cansado. Entonces no habían móviles como ahora para comunicarnos;
mi mujer y mis hijos han estado preocupados por
muchas veces por mí.
Me he visto en muchos
trabajos a lo largo de los años pero a la vez también he recibido
satisfacciones de las buenas personas que hay por todos los lugares. Así como el
acogimiento que he tenido en todos los pueblos, el significado de “dar La
Palabra”, el buen trato, la ayuda cuando la necesitas y esas meriendas que no
había momento para decir: - ¡qué me voy pues…!
Los últimos años antes de la jubilación los dedicó a vender y comprar
piensos, lana y paja. Se jubiló en 2013.
Desde entonces, su hijo Eugenio, continúa con el negocio de transportes
de mercancías. Con su camión Renault recorre Aragón y parte de la Comunidad Valenciana; el acompañar a su padre
desde pequeño ha hecho que siga sus pasos y se dedique a esta profesión tan
diversa.
La conversación con Rafael y Matilde ha sido divertida y muy
interesante, la tranquilidad y el humor a la hora de contarnos sus historias
nos han hecho sentir como de la familia… ¡Madre mía! Pero si han pasado cerca
de dos horas…
Muchas gracias por este ratico.
Pili Ventura Catalán
Otilia García Zafón
Esta entrevista la hemos presentado este año como colaboración en la revista "El tres de Copas" de la Asociación Cultural de Nogueruelas. Un placer llevarla a cabo...
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