sábado, 16 de noviembre de 2013

Cuentos



                                                                                       29 de Noviembre de 2009
Sobre  Ruedas


¡Qué invierno más largo!..En el desván. Los tornillos me presionan, estoy deshidratada. El polvo oculta mi pintura azul plateada donde se lee: BH.
La puerta del desván se abre, una sombra, unos pasos…es él. Me acaricia con un trapo hasta sentirme brillante.
-   ¿Qué es ese olor?
-  ¡Tres en uno! Qué sensación más agradable.    
-   ¿Y ese ruido? ¡Bien! El bombín.
Mis ruedas se oxigenan y vuelven a ser las mismas…Qué estabilidad.
Salimos a pasear, la mañana es espléndida y el sol brilla intensamente. Entre risas, varios niños corretean por la calle.
Un avión de papel nos adelanta, planea suavemente impulsado por el viento. Muy cerca, vislumbro un objeto rojo de forma hexagonal, unas letras blancas en el fondo, STOP.
 No mires el avión… frena, frena… por favor.
De pronto se hizo de noche. Él, salió volando, muy lejos. En la misma dirección que el avión de papel. Yo,  mientras tanto, quedé sumergida bajo el cárter de un Land Róver beige amarillento. Una gota de aceite negra y viscosa, me hizo volver en sí.
Pasaron varios inviernos y alguna primavera hasta que nos volvimos a ver. Recuerdo aquella mañana, se abrió la puerta del desván y a penas le oí, pero sabía que era él. Me hallaba en un rincón, doblada y algo oxidada. Mi compañía, un reloj sin cuerda, una radio sin botones y un radiador sin cable.
Pasó a mi lado y me observó unos minutos. Con  un ligero movimiento de sus manos, mi pedal izquierdo comenzó a dar vueltas. Giró sobre sus ruedas sentado en su silla de aluminio. Salió del desván. Mi pedal se fue parando poco a poco, por un momento me hizo sentir muy feliz.

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