"Un día en el Monte"
5 de noviembre
2006
Hoy iniciamos la
primera excursión de la temporada otoño e invierno. La mañana es fresca y
húmeda, algo de niebla, pero no impide que los senderistas salgamos de casa
contentos y con la mochila a cuestas camino de la fuente de la Iglesia, punto
de encuentro a las nueve horas. Hacemos el recuento y nos falta Demetrio,
intercambiamos unas palabras mientras nos saludamos y a lo lejos lo vemos
venir, no podemos marchar sin él; futuro biólogo y aficionado a las rapaces,
que camina con catalejo siempre a mano.
Dieciocho caminantes
partimos en diferentes autos camino de Gúdar, por la carretera no vamos solos,
es tiempo de hongos y setas, en cualquier lugar encuentras coches aparcados.
Pasamos por La Virgen de La Vega y a continuación dejamos a Alcalá de La Selva
a nuestra izquierda. Al paso por Peña La Graja encontramos obras en la
carretera, abundante barro, baches sugerentes y alguna piedra pesada; sobre
todo una, la he atropellado y aún guardo el ruido en mi interior.
Aparcamos los autos
y hacemos camino por el barranco, que es lo nuestro. Espesa vegetación y muy
variada, pincelada con bonitos colores otoñales, el río transcurre animado tras
las últimas lluvias caídas, aguas claras y cristalinas. Muchas veces son las
que saltamos el río, las pasarelas son algo inestables, “esbaran” y se mueven,
algún pie se sumerge en las frías aguas de esta hermosa sierra.
Contemplamos Los
Caños de Gúdar, majestuosos, impresionantes, la cascada, el agua fluir por la
cantera…que paz. Las digitales disparan fotos, los demás, las guardamos en
nuestro procesador de datos. El barranco se aleja de nosotros mientras
ascendemos ladera arriba, un fuerte repecho para hacer gana de almorzar,
salimos a la pista forestal y respiramos hondo. Había un tramo sin señalizar,
Ester y yo, no lo teníamos muy claro, no obstante dimos seguridad en todo
momento.
Las botas pesan al
transportar abundante barro, sólido y arcilloso. Por la orilla de la pista
llegamos hasta la bifurcación de Alcalá y Gúdar, en este lugar acampamos y nos
sentamos a almorzar. Abrimos las mochilas y aparecen los frutos secos, las
galletas, las aceitunas, el jamón, el bizcocho casero y cómo no, la botica de
vino; fiel compañera en todas travesías.
En el transcurso del
camino nos topamos con el sector vacuno, pardas, marrones y negras, éstas
últimas inspiran menos confianza ¿Será por el color? El pastor sentado en una
piedra nos ve llegar, sus perros al lado de él nos miran con desconfianza. Es
un hombre campechano, tranquilo, hablamos del tiempo, de dónde somos y a dónde
vamos, nos despedimos y lo dejamos con sus quehaceres. Termina el ascenso y
caminamos por una planicie donde está el Pino Lentejas; ejemplar centenario del
pino Laricio.
Nos encontramos a
gran altitud, hace frío y el viento sopla con fuerza, sabinas, carrascas y
enebros decoran este agreste paisaje. Caminamos hasta el final de la ladera y
avistamos Gúdar. Bajamos hacia el pueblo mientras algunos del grupo se rezagan
buscando setas de cardo, la cosecha es buena, las encuentras por doquier.
Llegamos a Gúdar al mediodía, mientras unos buscan setas y otros pasean por las calles, varios del grupo subimos a lo alto del mirador donde se halla el cementerio.
Llegamos a Gúdar al mediodía, mientras unos buscan setas y otros pasean por las calles, varios del grupo subimos a lo alto del mirador donde se halla el cementerio.
Desde arriba
disfrutamos de una vista impresionante, el cerro de los Siete Lugares, valles,
montañas, masadas, granjas, extensiones agrícolas, rebaños, y un pueblo,
Aguilar de Alfambra.
De regreso hacia el pueblo observamos las calles, las casas,
los faroles, pocas son las personas con las que nos cruzamos. En el bar del
pueblo nos reunimos todos mientras tomamos unas cañas. Anécdotas, historias y
algún chiste surge en el momento.
Hoy hacemos una
excepción, nos han dicho que en Gúdar se come muy bien, saboreamos diferentes
platos guisados con fundamento en El Rancho Grande…cochinillo.
Nos despedimos de
Gúdar y su gente, hacemos camino en busca de los coches mientras vemos el
atardecer, la temperatura es agradable, idónea para caminar. Regresamos
contentos. En el silencio de la tarde, Digna nos deleita con unas bonitas
jotas, nos cruzamos con un hombre del lugar y nos observa perplejo…estas cosas
no se ven todos los días.
A las seis de la
tarde llegamos a Mora, la excursión ha finalizado y creo que todos lo hemos
pasado muy bien, hasta la próxima excursión.
Como habéis podido
apreciar, pasar un domingo en el monte es una de las mejores maneras de ocupar
nuestro tiempo de ocio, conociendo escondidos parajes del término municipal de
Mora y rincones de extraordinaria belleza de nuestra comarca Gúdar-Javalambre.
Olvidándonos por un día de los quehaceres cotidianos y divertirnos con la compañía
de los que compartimos la misma afición; pasar un buen día entre amigos
disfrutando del paisaje. Así como relacionarnos con otras asociaciones como la
agrupación G.E.C.A del Vall d´en Bas en Gerona, que nos visitaron en octubre de
2005 y que nosotros les devolvimos la visita en mayo de 2006.
Esta primavera organizamos
en el puente de San Jorge una excursión para subir al Moncayo y conocer la
comarca de la Aranda (Zaragoza). Uno de nuestros objetivos es realizar una
actividad fuera de nuestra comarca cada año.
Desde la Asociación
Deportiva de Montañismo, os invitamos a que lo descubráis por vosotros mismos
en la nueva temporada que comenzará con la caída de las hojas en otoño, la
tranquilidad y el descanso del invierno y la explosión del color en primavera.
Pili Ventura y Ester Montolío
Julio-2007 A.D Club de Montaña Peñarroya
En el año 2001 ya escribías así de bien, pues que joven empezaste. Muy buen trabajo, me ha gustado mucho. Ya lo comentaremos cuando nos veamos. Un abrazo.
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